El arte mixteco prehispánico está ampliamente relacionado con la
religión y el culto, algunas de las piezas más suntuosas estaban
destinadas a los altares de los templos o para usos rituales. Sin
embargo, también hay otros objetos que fueron usados por la élite
política y religiosa y que estaban destinados al disfrute cotidiano. La
mayor parte de las piezas artísticas mixtecas que se conocen en la
actualidad corresponden al Período Posclásico
(ss. X-XVI), que es también el de mayor apogeo en La Mixteca y la mayor
parte de él. La sociedad mixteca favoreció el desarrollo de las artes
menores, alcanzando un preciosismo notable en el marco de la severidad del arte mesoamericano. El débil desarrollo de la arquitectura y la escultura en piedra, particularmente cuando se compara a los mixtecos con los pueblos vecinos como los zapotecos, hizo pensar a Barbro Dahlgren que los artistas de este pueblo se dedicaron simplemente a recoger las tradiciones artísticas de las culturas anteriores.
La arquitectura mixteca es relativamente sencilla, de acuerdo con lo
que de ella se conoce a partir de las excavaciones. En los sitios
arqueológicos de la zona se han encontrado vestigios de antiguas
construcciones que no alcanzaron nunca gran envergadura. A partir de los
códices precolombinos de este pueblo se sabe que los templos estaban
ubicados sobre plataformas piramidales que contaban con escalinatas de
acceso. Los edificios civiles se organizaban en torno a grandes plazas y
en su interior las habitaciones estaban organizadas alrededor de
patios. En el caso de las viviendas destinadas a los estratos más bajos
de la sociedad, los materiales prevalentes eran poco resistentes, entre
ellos se encontraba el bajareque para los muros y la palma para las techumbres.
Muchas de las piezas mixtecas que se conocen son piezas de cerámica,
cuyo material durable ha resistido el paso del tiempo. Algunas de las
más antiguas corresponden al Preclásico Medio. Se trata de piezas que
reflejan influencia de los estilos olmeca y zapoteca, como en el caso de
la alfarería encontrada en Monte Negro.
El estilo ñuiñe, que se desarrolló en la Mixteca Baja durante el
Clásico, también muestra una fuerte influencia zapoteca, combinada con
algunos elementos de inspiración teotihuacana.
En esa zona y durante ese período gozaron de popularidad las
representaciones del dios del fuego. Otras piezas características del
estilo ñuiñe son las cabecitas colosales que se han encontrado en Acatlán, Anicano y otras localidades de la Mixteca poblana.62 En algunas localidades de La Montaña
se conservan piezas de estilo ñuiñe que siguen siendo objeto de culto
por parte de los nahuas, tlapanecos y mixtecos que habitan esa región.
La etapa de mayor florecimiento de la alfarería mixteca prehispánica
fue el Período Posclásico. Durante esta época se difundió en La Mixteca
un estilo iconográfico que es heredero de las tradiciones mesoamericanas
anteriores, provenientes de Teotihuacan, la región zapoteca y el área maya.
Originalmente se pensó que este estilo era propio de la región que
comprende a Cholula, Tlaxcala y La Mixteca, por lo que se lo denominó mixteca-Puebla. Sin embargo, al explorarse otras regiones de Mesoamérica
se comprendió que el estilo local mixteco forma parte de un estilo
iconográfico panmesoamericano. La cerámica mixteca del Posclásico es de
un acabado muy fino y una gran riqueza decorativa. El grosor del barro
con el que esas piezas fueron confeccionadas es muy delgado, su color es
generalmente rojizo o café con un bruñido
de alta calidad que produce efecto de barnizado en las piezas. La
superficie de estas estaba decorada con gran profusión, con temas y
colores similares a los que se encuentran en los códices mixtecos.
La cerámica policroma mixteca estaba destinada al uso de la élite.
Algunas piezas de este tipo de cerámica se han encontrado fuera de la
región mixteca.
Son antiguas las muestras de la escultura en la región mixteca. Se
han encontrado estelas en diversas localidades, por ejemplo en Yucuita y Yucuñudahui,
que dan muestra del mismo influjo cultural teotihuacano y zapoteco que
alcanzó la cerámica durante el Preclásico y el Clásico. Las estelas de
Yucuita fueron poco trabajadas, prácticamente consisten en grandes
piedras con superficies y formas poco trabajadas donde se inscribieron
fechas y nombres calendáricos de personajes importantes. En algunos
sitios de tradición ñuiñe como Cerro de las Minas y Huajuapan se han encontrado dinteles
que adornaban las entradas de algunos edificios. Sin embargo, las
mejores esculturas mixtecas son pequeñas piezas talladas con igual
virtuosismo y profusión que los terminados de la cerámica. Los mixtecos
produjeron pequeños objetos suntuarios de hueso, madera, cristal de roca
y piedras semipreciosas como el jade y la turquesa, de una exquisitez tal que Alfonso Caso
llegó a compararlas con las «mejores tallas chinas». Muchos de estos
objetos han sido encontrados en contextos funerarios, como en el caso de
la tumba 7 de Monte Albán, que dio al mundo una notable muestra del refinamiento artístico de la sociedad mixteca